jueves, 14 de abril de 2011

PINTURA EXPERIMENTAL / En busca de caminos


La pintura es efectivamente uno de los medios - sino el más - preferido por los niños. Será la plasticidad afable de la misma que logra congeniar fidelidad en el trazo y sorpresividad en sus efectos, deslices y reacciones en una hoja sobre texturas específicas y en encuentro con colores. En esa dualidad sintética se define como un material potente y lleno de posibilidades.

La pintura  - pensada como técnica y no como material - como experiencia plástica – ya sea témperas, pastel óleo, crayolas -  se manifiesta en tres áreas de experimentación: Colores, Textura y Formas. Los niños trabajan con la pintura en esas tres categorías experimentales. Sus trabajos pueden presentar las tres por igual o en diferentes grados; puede presentarse sólo una de ellas o dos en distintas combinaciones.

Es claro como Fausto (4 años) trabaja especialmente texturas. Glauco (4 años) en algunos trabajos experimenta  sólo lo formal  y en otros sólo lo cromático. Vicente (4 años) textura y color. Antonia (7 años) en uno de sus trabajos recientes da cuenta de las tres categorías de manera totalmente “equiparada”. Loló (3 años) se apoya especialmente en lo cromático y Olivia (5 años) es casi una formalista pura. Pero definamos mejor estas categorías.

Experimentación Cromática
 Es el uso de la pintura por el color; ya sea un color puro sin mezclarse en donde se da cuenta de su tono y brillo u opacidad. Es la gala del color: primarios, secundarios, terciarios y todas los matices inimaginables. Colores acabados y otros en plena transmutación, en fases fugaces y también de acentos contundentes. Los niños demuestran una cualidad por el color nata.

Experimentación de Texturas
Esta área de experimentación refiere a los efectos logrados con la pintura. Por eso imbricado en esta categoría se encuentra la manipulación de la pintura, el material plástico específico y la base sobre la cual se plasma.  La manipulación es el “trazo” el cómo y la herramienta concreta sea pincel, dedos, esponja, un palo, lo que sea  es el con qué. Una crayola si se traza con la punta o si se acuesta su cuerpo  y presionando se arrastra sobre la hoja  termina por generar texturas plásticas muy diferentes.

Experimentación Formal
Lo formal se divide en dos grandes campos: figuración y abstracción, aunque también se encuentran fases intermedias entre uno y otro. Experimentación formal corresponde a la creación de formas  figurativas y/o abstractas. En el caso de formas abstractas debe existir al menos un mínimo cuidado en la composición que traspase el sólo interés cromático, aunque sea a nivel inconsciente.

A partir de estas tres categorías podemos empezar a componer  un análisis que dé cuenta de la realidad de la pintura y los caminos en los cuales se experimenta.
Es interesante pensar en una hipótesis; cómo cada una de estas categorías pudiera estar directamente relacionadas con aspectos de la personalidad del individuo. Y más que relacionas, cómo estás categorías pudiesen ser el territorio en donde se cristalizan aspectos de la personalidad y su situación.

Entonces si por un lado en la práctica plástica tenemos tres categorías de expresión: Color, Textura y Forma,  se debe definir también qué aspectos de la personalidad nos interesa: Intuición, Emoción e Intelecto.  Estos aspectos se definen a continuación.

Intuición
Se describe como aquel conocimiento que es directo e inmediato, sin intervención del razonamiento. La palabra "intuición" viene del latín "intueri", que se traduce más o menos como "mirar hacia dentro" o "contemplar". Según algunas teorías psicológicas, se le llama intuición al conocimiento que no sigue un camino racional para su construcción y formulación, y por lo tanto no puede explicarse o, incluso, verbalizarse. La hipótesis busca vincular el uso del color a este aspecto de la personalidad.

Emoción
Las emociones son fenómenos psicofisiológicos que representan modos de adaptación a ciertos estímulos ambientales o de uno mismo. El término emoción viene del latín emotĭo, -ōnis, que significa "el impulso que induce a la acción". Conductualmente, las emociones sirven para establecer nuestra posición con respecto a nuestro entorno, y nos impulsan hacia ciertas personas, objetos, acciones, ideas y nos alejan de otros. Las emociones actúan también como depósito de influencias innatas y aprendidas, y poseen ciertas características invariables y otras que muestran cierta variación entre individuos, grupos y culturas (Levenson, 1994). La hipótesis busca vincular la generación de texturas a este aspecto de la personalidad.

Intelecto
Facultad de pensar; se entiende como la capacidad de leer la realidad de las cosas y de comprenderlas mediante conceptos adecuados. Es la capacidad de discernir cómo se relacionan entre sí las partes o aspectos de un asunto y de ver la cuestión en su totalidad, no solo los hechos aislados. La hipótesis busca vincular la creación de formas a este aspecto de la personalidad.




De esta manera se traza la hipótesis de la siguiente manera:
Los tres campos de expresión de la pintura se conciben como áreas de cristalización de aspectos de la personalidad, en donde se corresponden el color a la intuición, las texturas a las emociones y la forma al intelecto. Los caminos de la pintura y aspectos de la personalidad del individuo se dan cita de manera ordenada, aunque en una lámina se muestren aspectos combinados y en grados variados que den cuenta de la complejidad inmensa que significa el ser humano.

Tras la observación en los talleres y la hipótesis planteada desarrollo las siguientes reflexiones analíticas a continuación.


FÁBRICAS DE COLORES / Color e Intuición

Los niños son fábricas de colores en donde la combustión es la intuición. Si bien para concebir colores se puede hacer uso del método científico, como cuando se elige el color para pintar una casa, en los niños generar color es intuitivo. A la edad de 3 años aproximadamente ya aprenden cómo utilizar los colores primarios para crear colores secundarios como conocimiento consciente,  igualmente la acción no se da  en ese centro que es casi accesorio.

Mezclan por el sólo principio del goce personal  y en ese experimento descubren cosas: colores. Si llegan al verde con el amarillo y el azul, hay que ver con qué amarillo y azul trabajaron para generar una variedad de verde específica, a lo que se suma el tono en que lo gradúan y luego, ya en un experimento más avanzado los matices logrados en donde intervienen otros colores. Las elecciones tanto como las graduaciones en las mezclas están dadas por impulsos intuitivos. Hasta dónde agregan blanco para bajar el tono es intuitivo; cuántas pizcas agregar de violeta, en donde descubren matices casi tornasolados es otro impulso intuitivo; formular un verde heterogéneo en tonos y matices que se plasma como un gran fondo complejo que respira, da cuenta de una práctica irrepetible sujeta a la experimentación en donde el individuo hace uso de aspectos de la personalidad como herramientas volcadas a la plástica para la expresión personal. Hay una transfiguración de contenidos (quién soy) – (color) herramientas (aspectos de la personalidad) – (pintura) y formas inigualables (manifestación) – (obra).

Un aspecto levemente mencionado arriba, que es muy importante es la no replicabilidad de la obra. Es decir la pintura en estas circunstancias, en la circunstancia del niño, no se manifiesta como hecho sino como práctica. Todo lo acontecido tras una lámina pintada es una experiencia y no una fórmula, como si podría funcionar para un adulto en ciertos grados. Un impulso intuitivo y el rastro que deja tras de sí es un epicentro de navegación intransferible e irrepetible incluso para el mismo niño. Es una experiencia vivencial intensa aunque fugaz que deberá grabar fuertemente en los “músculos” de la personalidad como órgano activo para tonificarlos y hacer más fuerte ésta última.










EL MEDIO Y EL YO /  Textura y Emoción

La experiencia idónea para conocer texturas es la táctil, lo dedos son por excelencia la parte del cuerpo que nos brinda la mayor y más refinada información sobre el medio y sus superficies. La madera pulida la madera rústica, el terciopelo y la seda, el asfalto y el vidrio; todas ellas representan experiencia táctiles diferentes, específicas. Al tocarlas hemos generado información al acervo inmenso de nuestra memoria, una memoria que no sólo registra datos como una máquina sino que también sabe procesarlos emocionalmente. Al instante de decir seda, los “archivos” de la memoria son capaces de evocar la sensación que provoca tocarla, junto también con un conjunto de reminiscencias autobiográficas que han quedado adjuntas al objeto, en donde se abre el camino a un sistema de asociaciones subjetivas propias. Es así como los objetos que nos rodean quedan anclados a la personalidad a través de la experiencia y la memoria en una configuración tan singular que ya, el Medio y el Yo quedan imbricados en una misma matriz, en una misma unidad. Es el Yo vinculado al medio y cómo el medio hace al Yo. La unicidad como experiencia, un todo integrado, en donde el individuo posee un acervo inmenso que en sus combinaciones otorga la posibilidad de plena realización.

La experiencia estética, de la cual hablaré en otro escrito, es una de las más bastas, infinitas y complejas cualidades del ser humano, en la que Fausto (un niño de 4 años) es capaz, ya no como observador sino como productor, de elaborar superficies ásperas y rugosas y otras densas blandas y resbaladizas, que dan cuenta de emociones distintas que no solamente observó y registro del medio sino que luego es capaz de reproducir y transmitir. Reproducir una emoción, como un pececito que se toma del mar y es puesto en una pecera para su exposición, revela muchas cosas: que existimos también para zambullirnos en un profundo mar subjetivo, que podemos bucear  y extraer de él algo preciso para llevarlo a la superficie, a la terrenalidad de los social, para mostrarlo y compartirlo y poder observarnos a nosotros mismo desde nuevos ángulos, quizás también a través de los ojos de los demás. Esto revela a un individuo fuerte y autónomo que se libra al duelo y el goce de experimentarse a sí mismo.
La pintura en esta área  de experimentación y expresión, en tanto textura, es en donde el individuo se apoya en su autobiografía de emociones y termina por afirmarse en un presente que es capaz de proyectar trayectorias futuras.





PAISAJE DEL ENTENDIMIENTO / Forma e Intelecto

Para dibujar un cuadrado un niño debe entender que el mismo cuenta de cuatro líneas interconectadas entre sus puntas. Es ese el conocimiento abstracto inconsciente que ha logrado capitalizar tras haber visto muchos cuadrados; relaciona entre sí, cada una de las líneas que va trazando, una vez reunidas de esa forma habrá logrado concebir que las partes configuren una unidad, un cuadrado.

En esta modalidad lego se inicia en lo formal, sea el dibujo abstracto o figurativo. Si bien en la creación de formas está presente lo intuitivo y lo emocional el aspecto intelectual puede ser preponderante especialmente en el dibujo figurativo en el que se esfuerza por reproducir formas de la realidad exterior.  Crea entonces paisajes a través del dibujo de formas que él entiende y es hábil de reproducir en sus características básicas.

La práctica aquí va ligada a la motricidad que irá perfeccionando el niño, que es el dominio nada más y nada menos, el dominio de los objetos y por tanto el acento de realidad que el Yo puede atribuir a los mismo, por el sólo hecho de trazarlos y por tanto podrá manipularlos. Es también otra forma de extender el Yo a la realidad de los objetos. Si puedo dibujar la luna, la luna se hará presente y podre tocarla y no solo tocarla, podre intervenir en ella y no será la luna, será mi luna. Se crea una realidad subjetiva donde el niño busca dominar y lo hará con base al conocimiento adquirido de la realidad eminente (socio-cultural), de la cual él genera entendimiento e interpreta.

Igualmente como ya se mencionó en el dibujo operan otros aspectos de la personalidad, como ser lo intuitivo y lo emotivo y hasta podrá quedar casi, pero solo casi, anulado lo formal, ya que una línea es una forma, básica pero una forma al fin, lo mismo un punto. No hay dibujo sin forma. El dibujo podrá ser de las formas más estructuradas de la expresión o podrá ser sumamente libre, pero como tal obedece al acto de inteligir algo, conocido o inventado, es conocer y dar a conocer. Lo cual nunca deja de ser un acto intelectual.

Dibujando con Uma de 3 años
Teníamos papelitos pequeños y una lapicera y ella me propuso que yo le ordenara qué dibujar, una cosa así como dibujo a la carta. Le pedí que dibujara una pelota y ella trazó un círculo. Le pedí que dibujara una naranja y ella trazó un círculo; le pedí la luna y trazó un círculo, le pedí un lago y trazó un círculo, le pedí un lago para mi hermana Sofía y trazó otro círculo. Ella trazó la característica básica de cada uno de los objetos pedidos – la cual adrede elegí coincidiera en todos. Con algunas variantes de interpretación que realizó, en la medida de repetir la misma forma ella se fue sintiendo cada vez más cómoda, sintió que comenzaba a dominar ya no sólo el trazo tras su práctica sino el objeto de dibujo mismo y le pareció absurdo y fascinante la cantidad de cosas redondas que habían en el mundo. Acá el conocimiento se aproxima al dominio como experiencia y el poder de atribuir existencia a través de la forma a los objetos. Algo así, como hacer magia.

En el caso del dibujo abstracto se da lo mismo, sólo que la fuente del dibujo no se halla en la realidad eminente sino en la realidad subjetiva del individuo; y el dibujo acá, puede ser muy poderoso también.




El carácter de estas reflexiones y la creación de ciertas categorías de análisis tienen el fin de ir ordenando al tiempo de pensar sobre el desarrollo de la capacidad creativa en el niño y todo lo que implica para su personalidad. Continuando de esta manera, las reflexiones se darán en base a la observación sobre las experiencias dadas en los talleres en curso actualmente.




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