La dinámica de taller de la semana pasada se trató de un trabajo colectivo. Cada uno dio inicio a la pintura en una hoja, tras un par de minutos tocaba cambio, debían pasarse a la lámina del compañero que estaba a la derecha. Así sucesivamente hasta retornar a la lámina inicial. Realizamos dos rondas con cada grupo. La propuesta tuvo mucha aceptación por parte de los grupos. Se hizo evidente como en la segunda ronda los trabajos eran más interesantes y profundos, habían tomado temperatura plástica.
Este tipo de trabajo colectivo lleva a una homologación de las láminas entre sí. La sinergia colectiva se proyecta como una máquina que toma cada vez más potencia y velocidad y define un rumbo. Los acentos plástico personales de cada niño se mantienen en un grado, pero se realizan en función, ya no de un Yo, sino de un Todo más grande. Se ven forzados en sus medios estilísticos y cognitivos a resolver, a engranar en una máquina que echó a andar y a la que no quieren perder.
No hay autor. Hay singularidades armonizadas, quizá ese sea el reto, quizá esa sea la gran máquina. Al final de la ronda, cada uno llegaba a la lámina que habían iniciado y frente a ella se generaba una consciencia del trabajo colectivo importante, la cual trajo sorpresas y complacencia. A continuación se presentan 2 series y video.
Serie primera grupo Tarde: Serie segunda grupo Tarde:
hola! esta dinámica de taller ya se trabajó anteriormente, el año pasado, tres series con música. y comparativamente se puede decir que la música dispara y potencia el trabajo de modo relevante. ésta vez no hubo, aunque igualmente las series se van mejorando unas a otras sucesivamente sin duda.es la temperatura plástica que adquieren como les decía.
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