El año pasado empezamos en mayo, el Club Social de La Pedrera nos abrió sus puertas. Un grupito de mamis me confiaron a sus pollitos para iniciarnos en lo que es la gran experiencia estética del hacer y empezar a ver. Hubieron trabajos maravillosos, algunos en sus procesos y otros también en sus resultados, colectivos e individuales.
El hecho de la singularidad se hizo presente, cada vez más fuerte en nuestro trabajo. Hubo un proceso genuino en donde terminaron por erradicarse casi que por completo las imágenes dadas de qué se supone que un niño debe pintar si es feliz, espasmo tétrico de la educación formal en las escueles reforzado por la alfabetización que como forma de comunicación y expresión termina por dominar y aplasta a otras. Congeniamos entre todos un espacio de resistencia y formación, una práctica estética en las urdimbres del mundo interior.
Durante este primer año de taller, en el 2010, pude en la práctica formular una metodología de trabajo, un método, el cual sencillamente trataba de estar atenta a los procesos de elaboración creativa de los niños a nivel individual y a nivel grupal para capturarlos, y luego, en la clase siguiente poder devolverlos y de esa manera contemplar y cuidar sus logros para que los continúen en sus procesos.
El grupo del año pasado - que hoy en día continúa - desarrollaron entre todos y con aportes de cada unos de los integrantes, una técnica que llamamos Collage en Relieve con decenas de variantes y posibilidades que nunca dejaron de explorar. Así lograron trabajos acabados extraordinarios. Hoy tienen un año más y han madurado plásticamente, lo que significa que han desarrollado técnicas propias, que las dominan, que no dejan de explorar y que amplían en profundidad una visión estética increíble que les permite concebir verdaderas obras.
De esta manera los dejo con Antonía (6años), Flor (6 años), Loló (2 años y medio), Olivia (5), Fausto (3), Glauco (3) y Vicente (3).
El hecho de la singularidad se hizo presente, cada vez más fuerte en nuestro trabajo. Hubo un proceso genuino en donde terminaron por erradicarse casi que por completo las imágenes dadas de qué se supone que un niño debe pintar si es feliz, espasmo tétrico de la educación formal en las escueles reforzado por la alfabetización que como forma de comunicación y expresión termina por dominar y aplasta a otras. Congeniamos entre todos un espacio de resistencia y formación, una práctica estética en las urdimbres del mundo interior.
Durante este primer año de taller, en el 2010, pude en la práctica formular una metodología de trabajo, un método, el cual sencillamente trataba de estar atenta a los procesos de elaboración creativa de los niños a nivel individual y a nivel grupal para capturarlos, y luego, en la clase siguiente poder devolverlos y de esa manera contemplar y cuidar sus logros para que los continúen en sus procesos.
El grupo del año pasado - que hoy en día continúa - desarrollaron entre todos y con aportes de cada unos de los integrantes, una técnica que llamamos Collage en Relieve con decenas de variantes y posibilidades que nunca dejaron de explorar. Así lograron trabajos acabados extraordinarios. Hoy tienen un año más y han madurado plásticamente, lo que significa que han desarrollado técnicas propias, que las dominan, que no dejan de explorar y que amplían en profundidad una visión estética increíble que les permite concebir verdaderas obras.
De esta manera los dejo con Antonía (6años), Flor (6 años), Loló (2 años y medio), Olivia (5), Fausto (3), Glauco (3) y Vicente (3).
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